Las Almejas no tienen cerebro ni ojos, pero si tienen corazón, boca y recto y su sistema circulatorio es abierto. Esto quiere decir que sus órganos están rodeados de sangre y agua que contiene los nutrientes y oxígeno. Este molusco vive enterrado en la arena a unos 5 – 30 cm de la superficie en fondos arenosos o fangosos, en los que excavan y se ocultan. Se alimenta de pequeños seres vivos mediante la filtración de agua ingerida por su sifón, esto les permite vivir enterradas a una profundidad de 15 a 30 cm, pudiendo soportar perfectamente las bajamares. La época de menor veda corresponde a los meses que van de Enero a Abril y de Septiembre a Diciembre. Se alimentan de pequeños seres vivos, plancton. El cultivo de la Almeja en España comenzó algunos años antes de la mitad del siglo pasado. Las especies que más interés ofrecen son la almeja fina y la almeja babosa, por su mejor calidad y precio, y por estar más desarrolladas sus técnicas de cultivo. A lo largo de estos años, se han introducido nuevas especies como la almeja japónica, más resistente y de más fácil cultivo que la Almeja fina, y se están investigando el cultivo de otras especies.
Tipos de Almeja:
Almeja Fina Ruditapes o Venerupis decussatus: Es la variedad de mayor valor gastronómico. De concha fina y carne gris aguanta viva fuera del agua mucho más tiempo que otras almejas. Su color suele ser blanco, amarillo o marrón claro, y sus sifones están separados uno del otro. Se cultivan utilizando distintas concentraciones de las microalgas marinas. Almeja Babosa Ruditapes o Venerupis pullastra: Normalmente de color gris pálido o crema, con unas bandas tenues de una tonalidad más intensa y unas finas líneas que se dibujan en su concha, paralelas al borde. Los sifones están unidos en toda su longitud, siendo esta característica la que nos permitirá diferenciarla de otras almejas. Tiene una calidad similar a la almeja fina, pero no posee su resistencia fuera del agua. Almeja Japónica Ruditapes philippinarum: Tiene sus líneas muy marcadas, mucho más que la almeja fina. El color de su concha varía entre tostado, gris y negro. Su crecimiento es muy rápido, lo que motivó que su cultivo se extendiera a las costas francesas y británicas, para posteriormente ser introducida en España e Italia, donde se cultiva intensivamente. Almeja Rubia Venerupis rhomboides: Sus tonalidades rojizas y moradas la diferencian de otras almejas. Sus líneas concéntricas, al igual que sus radios, poseen tonalidades muy dispares, formando unos dibujos característicos en forma de zigzag. Su concha es más lisa y brillante que otras almejas y asemeja estar pulida.
Receta de Almejas a la marinera
Este guiso marinero de almejas es uno de los imprescindibles de la gastronomía gallega más tradicional. La receta varía según el gusto de quien la cocine: hay quien le pone unas cucharadas de salsa de tomate, hay quien le añade unas rodajitas de guindilla para darle un puntito picante, hay quien tritura la salsa antes de abrir las almejas. Sin embargo, lo que no cambia, es la base de sofrito de cebolla, harina para espesar y toque de pimentón. En realidad, la clave para que salgan deliciosas es, como siempre, una buena materia prima: unas almejas bien frescas y de buena calidad. La variedad babosa es la más indicada por su tamaño y carnosidad, pero no son precisamente económicas, lo que convierte a este plato en un lujo reservado para ocasiones especiales. Para compensar, el resto de ingredientes son muy humildes y normalmente ya los tenemos en la despensa. Eso sí: que no falte el pan, porque la salsa está para mojar sin parar.
Ingredientes y tiempos:
Tiempo de preparación: 5 minutos Tiempo de cocinado: 15 minutos Tiempo total: 20 minutos (más 2-3 horas de remojo previo)
Raciones: 4 Categoría: entrante Tipo de cocina: gallega Calorías por ración (kcal): 260. Ingredientes para 4 personas: 1 kg de almejas babosas, Sal, 1 cebolla grande, 2 dientes de ajo, 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra, 1 cucharada de harina, 1 vaso de vino blanco, 1 vaso de agua, 1 cucharadita de pimentón dulce, 1 hoja de laurel y Perejil fresco.
Lavamos 1 kg de almejas babosas bajo el grifo y desechamos las que estén rotas. Las sumergimos en agua fría con 1 cucharada de sal y las reservamos en la nevera durante 2-3 horas, para que suelten las arenas que puedan llevar. Cambiamos el agua de remojo cada media hora. Picamos finamente 1 cebolla y 2 dientes de ajo y los sofreímos a fuego medio en una cazuela amplia con 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra. Añadimos también una pizca de sal pero con cautela, ya que las almejas también van a aportar sabor salino al guiso. Cuando la cebolla empiece a tomar color, añadimos 1 cucharada de harina y mezclamos bien. Cocinamos 1 o 2 minutos para que la harina pierda el sabor a crudo.
Vertemos en la cazuela 1 vaso de vino blanco y dejamos que evapore. A continuación, echamos 1 vaso de agua (como el de vino), 1 cucharadita de pimentón dulce y 1 hoja de laurel. Removemos para que todos los ingredientes se integren y dejamos cocinar unos 5 minutos a fuego suave, hasta que la salsa espese ligeramente. Una vez la salsa esté lista, añadimos a la cazuela las almejas bien escurridas, colocamos la tapa y subimos un poco el fuego para que se abran en la salsa. En 2-3 minutos se habrán abierto prácticamente todas (si queda alguna cerrada, la retiramos). Probamos el punto de sal y añadimos más si hace falta. Picamos el perejil fresco, lo echamos sobre las almejas, les damos un par de vueltas y las servimos recién hechas.