El Bonito del Norte conquista cualquier mesa

El Bonito del Norte es uno de los productos estrella de la gastronomía española. Este pescado azul, apreciado por su sabor delicado y su textura suave, es capturado en las aguas del Mar Cantábrico mediante técnicas tradicionales que respetan tanto al medio ambiente como la calidad del producto. también conocido como atún blanco, es una especie de atún que se diferencia por sus largas aletas pectorales y su tonalidad azulada en la zona dorsal. Es un pescado que se confunde a menudo con el atún común, pero el Bonito del Norte destaca por tener un sabor más suave y una carne más jugosa y firme. Este tipo de pescado azul es muy apreciado por su excelente calidad, especialmente cuando se captura en la Costera del Cantábrico.

Se pesca principalmente durante la temporada de primavera a septiembre, conocida como la “Campaña Costera del Bonito”. Durante este período, los pescadores siguen los bancos de bonito que migran desde las aguas de las islas Azores hasta el golfo de Vizcaya, alcanzando su mejor tamaño y sabor. Esta temporada es crucial, ya que asegura que el pescado esté en sus condiciones óptimas para ser capturado y conservado, manteniendo así su sabor característico y su textura excepcional. El genuino proceso de elaboración del Bonito del Norte es aquel que sigue una tradición centenaria para garantizar la calidad y frescura del producto. Esta tradición dicta que cada bonito debe ser capturado uno a uno con anzuelo, un método respetuoso con el medio ambiente que minimiza el estrés del pez y mejora la calidad de la carne.

Eso sí, no todo Bonito es Bonito del Norte. Sólo adquiere esta categoría el que sobrepasa los 4 kilos de peso y es capturado de uno en uno, sin redes (como hemos mencionado) y con artes de pesca tradicionales para que el pez no sufra y ofrezca una mayor calidad de su carne. Es un pescado de alta calidad, con una textura y un sabor incomparables. También es capturado por barcos del Cantábrico que salen a su encuentro a los bancos de Gran Sol, cerca de Irlanda, ya que el bonito es un pez altamente migratorio. Los ojos del bonito tienen que tener un aspecto plano y el cristalino claro. La carne debe ser firme y la piel debe ser limpia y brillante. El corte del bonito tiene que tener un color rosado vivo, sin mucha sangre en el centro. Debe oler a mar, si huele mucho a pescado es que no está fresco.

8 maneras de preparar Bonito del Norte

En la gastronomía del norte, el bonito ha tenido una importancia vital, siendo uno de los alimentos más esperados cada verano en nuestros hogares. Si bien es cierto que podemos tener predilección por cierta forma de cocinarlo, lo cierto es que el bonito puede prepararse de muy diversas formas. Una versatilidad que nos va a permitir disfrutarlo en todo su esplendor y de distintas maneras para gozar al máximo de toda su paleta de sabores y texturas, en la que la jugosidad juega un papel fundamental.

Bonito encebollado: una receta que nunca falla y que resulta sencillísima de preparar. Basta con picar o cortar en juliana la cebolla y ponerla a sofreír añadiendo vino y otros ingredientes al gusto (ajo, laurel, orégano…). Una vez tengamos la salsa en su punto, agregar el pescado, dejar cocinar 5-10 minutos y… a comer.

Bonito con tomate: bonito y tomate son dos sabores que encajan a la perfección, y para muestra esta receta que tanto gusta a comensales de todas las edades. Huyendo de las salsas industriales, se parte de una salsa de tomate preparada con mimo, además de ajo, cebolla, y pimiento y guindilla al gusto. Triturar bien la salsa antes de agregarla al bonito para disfrutar de un plato de 10.

Marmitako de bonito: ¿quién no conoce y ama este plato tan vasco? Aunque en un primer momento hablar de guisos en verano puede producir rechazo, probar el marmitako nos hará recular y querer repetir hasta la saciedad. Patatas y bonito son los ingredientes fundamentales de este plato que se cocina a fuego lento para obtener una consistencia y sabor únicos.

Tataki de bonito: esta técnica propia de la cocina japonesa es muy habitual en la preparación del bonito, cuyas características encajan a la perfección con esta forma de comer crudo el interior y marcado el exterior. Podemos hacerlo con ayuda de un soplete o a la plancha, pero será fundamental haber congelado previamente el pescado durante, al menos, cinco días.

Bonito a la plancha: una forma saludable de disfrutar del puro sabor del bonito, sin grandes florituras, aunque tendremos que cuidar no cocinarlo demasiado para no secarlo, así como consumirlo inmediatamente para disfrutar de su textura. Si te parece aburrido, puedes probar a acompañarlo de unas verduras al horno o asadas.

Bonito en escabeche: esta forma de conservación de alimentos le va genial a un pescado como el bonito, aunque el secreto está en preparar el bonito por un lado (enharinado y frito), y el escabeche por otro. Para el escabeche necesitamos ajos, laurel, tomillo, pimienta en grano, pimentón y vinagre, que pondremos al fuego hasta que quede bien ligado. Después impregnaremos el bonito con la salsa, y dejaremos reposar al menos 24 horas antes de consumir.

Bonito del norte cocido: El bonito es un pescado que se puede tomar frío o templado, en ensalada, por lo que podremos cocerlo y acompañarlo después de una mayonesa o una vinagreta. Su cocción es muy sencilla: cuando el agua está hirviendo, sumergimos el pescado y, cuando vuelva a romper a hervir, apagamos el fuego y lo dejamos reposar en la olla, cubierta eso sí, durante diez minutos.

Bonito del norte a la parrilla: En muchos lugares se tiene predilección por el producto de temporada y la parrilla, y en el caso del bonito no iba a ser menos. Su carne queda fenomenal sobre las brasas, pero su mejor parte para cocinar de esta manera es la ventresca. En casa, si no tenemos barbacoa, lo podemos hacer a la plancha. ¿Su acompañamiento predilecto? Una pizca de sal gorda y un ali oli, que siempre son dos grandes opciones para esta preparación.

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